Tus hombros huelen a canela
y tu boca huele a anís,
pero tu alma entera
huele tan solo a mí.
Tus manos huelen a flores
y tu cuello a manzana,
y desde el pelo a los talones
tus olores se amalgaman.
Tus ojos huelen a brisa
y tu risa huele a caramelo,
esos olores me invitan
y por eso es que te huelo.
Tus mejillas huelen a lluvia,
tu vientre huele a pan,
mientras tu voz me susurra
que huela y que huela más.
Tus pies huelen a menta,
huele a pino tu espalda,
y mi olfato, se acrecienta,
para olerte en la distancia.