No estoy acostumbrado
a estas indiferencias.
A esta falta de respeto.
Sabes que hace tiempo
estoy mal de salud.
Que estoy prácticamente solo.
A pesar de todos mis sirvientes.
Hoy no los tengo.
Tienen su día libre.
Ayer te llamé diciéndote
que hoy vinieras a visitarme.
¡Y no lo has hecho!
¿Sabes el sentimiento
que tienes hacia mí?
¡Ninguno! Solo interés.
Interés monetario.
Intereses personales
de la herencia
que pueda llegar a dejarte.
¡Sí, que pueda llegar
a dejarte!
¡No tienes sentimientos
como un nieto
debe tener hacia su abuelo!
¡Y tú nunca me los has
demostrado!,
y yo aquí, solo...
¡Estoy pasando mi vejez
en una total soledad!
Podría tener decenas
de mujeres a mi lado.
Pero todas estarían conmigo
por mi dinero.
Como lo estuvieron tus padres.
Ya no están en esta vida. No,
y a pesar de la indiferencia
que tú has heredado
hacia mí, los recuerdo con amor.
Tu padre era mi hijo,
y tu madre, su mujer.
Pero nunca me quiso.
Decía que yo era
un viejo decrépito
y un avaro.
Y nunca permití que tu padre
aceptara sus caprichos.
¡Claro, total, el que
tenía que pagar los
gastos era yo!
Después que tuve
el accidente con el auto,
y me dejó postrado
durante años,
ellos, incluso tú,
pocas veces me visitaron.
Sin embargo, cuando necesitaban
dinero recurrían a mí.
Ellos y tú.
¡Todos!... Y así estoy,
con un bastón
para poder sostenerme
y andar por esta
inmensa casa. Solo.
¿Piensas que será tuya?
No te ilusiones.
¿Dónde estás ahora
que te necesito?
Aún no has llegado.
¡Y son ya las nueve de la noche!
¿Tan importantes son
tus aburridas
y estúpidas reuniones
que no puedes acercarte
para acompañar a tu abuelo?
Bien. ¡Te arrepentirás!...
¡Mañana mismo haré
cambio de testamento
y no voy a dejarte un peso!
¡Quedará todo a nombre
de una institución benéfica!
¡Para ti, nada!
Tendrías que volver
a ser niño... un bebé,
como hace veintitrés años...
¡Estoy cansado de ser de abuelo
tonto! Nadie ya me quiere.
Por mi vejez.
Por mi imposibilidad física.
Por mi fealdad.
Mi madre me ha parido
con este rostro...
horrible, lo sé.
Pero tengo un corazón.
Un corazón que siente,
ama y sufre.
¡Pero te vuelvo a repetir!
¡No recibirás de mí
un peso, olvídate!...
¡Con el corazón desgarrado
por la decisión que tomaré,
pero firme en ella!.
¡Mañana será otro día,
pero mañana pensaré
lo mismo que ahora!
Voy a acostarme.
Espero funcione
este maldito ascensor...
¡Socorro, auxilio!...
¡No hay luz! ¡No puedo abrir
la puerta! ¡César! ¡César!
Nieto querido,¡ven a socorrerme!...
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 15/02/2013)