Ahí va, ahí fue el desatino ser
Que en las frías manos del invierno mi boca dejó.
Me ves y ríes, me observas y piensas
Me inundas y te avergüenzas
Y yo lloro, hablo solo como loco de atar
Que mis manos tercas no pueden arremedar
Postré mis oídos en la tersa mueca de tu sonrisa
El mar me hablaba en palabras que desafiaban mi palpitar,
Quiero soltarle la mano al viento
Y mis sueños atar, creer en la puesta de sol
Y en mis ojos brillar.
Allí va, allí fue, la gota de sangre
Que a mis venas les faltó recorrer
Y mi cuerpo caminar, como las gotas
De agua salada que le faltan al mar.