Joseph Mercier García

EL HUESPED

¡No te enamores!, gritó mi corazón

desde su tejado mojado.

Que el amor a veces es también olvido.

Pero olvidé su consejo viejo

y aquí ando dibujando corazones a lápiz

entre amor y olvido, perdido,

porque tu corazón ya tiene huésped,

y no soy yo, no lo soy.

Y aunque me gustaría gritar tu nombre

lo callaré siempre, ferviente...

Y mi corazón tendrá que entender

que he llegado tarde, cobarde,

a tu hospedaje, que ya hay otro hombre...

y no soy yo, no lo soy.

 

J.M. García

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