Te recordaré cada mañana
que toque a mi puerta,
en cada mariposa
que vuele hasta mí.
En un rayo de sol
iluminando mi almohada,
en cada latir
de mi pobre corazón.
En cada silencio
que ahogue mi alma,
en cada murmullo
de mi suspirar.
En cada mirada
de un niño feliz,
en cada sonrisa
de amigo...
te veré ahí.
A cada paso que dé
mi cansado caminar,
en la noche, en el día,
en mi fría oscuridad.
En cada palpitar de mi cuerpo,
añorando tu piel,
en cada caricia de nostalgia...
te recordaré.
Y te recordaré
como la más bello
que pude conocer,
porque aún sin tocarme
te llegué a querer.
Te recordaré
en mi soledad,
te miraré de lejos
sin molestar.
Y te recordaré
por todo lo que en mí
hiciste sentir,
más allá de la carne,
mi alma te dí.
Te recordaré
como una magia
que llegaba hasta mí,
haciendo a mi cuerpo
inmensamente feliz.
YOLANDA BARRY.