Se
nos
cae
el
r
o
s
t
r
o
.
.
.
,
mis ojos en tus ojos...,
se
nos
cae
el
d
o
l
o
r
.
.
.
,
mi fiebre en tu sangre...,
se
nos
cae
la
v
i
d
a
.
.
.
,
tu frío en mi muerte...,
-pareciera que nos doblamos-
y la realidad es quien está torcida...,
a gargantas exiliadas de un grito
el lenguaje de un adiós-
dibujado en los pronombres de nuestras torpezas...
pareciera que
se
nos
caen
las
sílabas de nuestros nombres
en el desorden de..., desordenarnos los errores gramaticales
de... nuestra ortografía maldita... te amo con consonantes agudas...,
y mira-mos el mar fingiendo ser el cielo
en los veleros invertidos
a las estacas
clavadas
en nuestras
huellas
-arrugas de nuestros ojos-
oscuridad sonámbula de nuestros sentimientos...,
madrugando..., odiamos re-editar palabras olvidadas
en la expresión de torcernos los gestos
gesticulando el esbozo ordinario del músculo ingrato
en la gravedad de perecer-permaneciendo cubicaciones
de áreas amarradas a la dimensión de invadir nuestro pecho
con más versos inválidos,
en el argumento de a-mar con complicaciones
ya cuando somos proyecciones del pasado
sobre la angustia de una hoja escrita
con el óxido del metal agonizante
en la sangre de palpitar tus salados ojos...
¡y sé qué lloras!-
lloras el funeral de mi verso...
mis poemas tirados al a-mar
torciéndose junto a mi rostro
y el tuyo,
tus ojos en mis manos
y mis lágrimas marchitas
en tu piel... de cristal...
-quebrada- nadas... en el mar reflejado del cielo... -vuelas-
Autor del poema... Mis dedos...
Lugar... Ciudad siempre Gris...
Fecha... Dígitos para mi muerte...