Hector Adolfo Campa

¿Dónde se esconde Alicia?

¿Dónde se esconde Alicia?

¿Estará en la catedral de rodillas?

Desposándose, bebiendo el té con alguien más,

lejos, es seguro, muy lejos.

 

Y aquí estoy, loco, bebiéndote,

Y ella a de estar en un auto,

Corriendo tras el conejo blanco,

Buscando el tic-tac, inconsciente.

 

¿Por que huye de mí?

Si en mis labios esta el elixir que la hará encoger,

En mi cuello el pastelillo para crecer otra vez,

Tocar el cielo, nadar en una lagrima.

¿A que tanto le puede temer?

 

 

Ya tomó el riesgo, entró por el árbol,

cayó en mis sueños,

Por horas, volando,

Y se detuvo levitando sobre el mármol.

 

¿Dónde estás Alicia?

¿Le temes a la reina de corazones?

¿Huyendo te le escondes?

Por que no se queda, yo la cuidare,

Cuidare su vestido azul,

Su delicada cabellera,
y que no pierda de lugar la cabeza.

 

Si solo se detuviera,

Pero busca a esa oruga,

Fuma un poco de humo azul,

Cree saberlo todo, y no sabe que la espero,

Este no es el mundo de las maravillas,

Este es el mundo que has creado tú,

Donde soy un loco sombrerero,

Y tu una joven perdida en el espejo.

 

Mírate, ¿Qué puedes ver?

¿Es acaso lo que quieres ser?

Mírate, ¿enserio así quieres perecer?

Quédate conmigo, ven.

 

Juntos bebamos un poco de té,

 enloqueceremos, lo se;

y tal vez sonrías, puede ser,

 y como el gato, poco a poco,

 te veré desaparecer.

 

Pero me quedara la tranquilidad,

De que tomamos un día, una taza de té,

Y que fuiste mía, sin temor a la cabeza perder,

Sin miedos de extravío, de cordura o delirio;

Conmigo estuviste, conmigo y mi locura.

 

¿Dónde estás Alicia?

No te encuentro, y este líquido psicoactivo se enfría,

No tardes, amada escurridiza,

Por que no se cuanto dure esta lucidez efímera.