Aquel payaso
Un día cualquiera fuí al circo
debutaba en mi ciudad,
fuí buscando mil sonrisas,
escapar de la realidad.
Me deslumbró la gran carpa
y la algarabía por doquier
el desfile, los corceles
brillo, color y alegría.
Los trapecistas tan diestros
parecían mariposas
provocando mil suspiros,
de la gente que allí había.
¡Y llegaron los payasos!
cabriolas, tropezones,
maquillaje exagerado
provocando carcajadas.
Había uno en particular
que captó toda mi atención,
tenía una mirada triste
ojos brillantes…, lágrimas.
¡Ay, payaso!, ¡ay payaso!
cuantas tristezas ocultas,
tras tus risas estridentes
pero con el alma rota.
¡Sube el telón!, ya es hora…
tú debes reir con llanto,
tienes que llorar riendo
con tu carita pintada.
Y con tus narices rojas
perfecto disfraz que oculta
tus sentimientos callados,
tu alma herida, tu tristeza.
Sensaciones encontradas
colmaron mis pensamientos,
¿cuantas veces hemos sido
payasos en esta vida,
callando alguna tristeza
coronada de sonrisas?.
Paradojas de la vida:
reir queriendo llorar.
maria_dg