Un alma de niña salta de puntillas por la casa,
Por la cerradura se asoma con sus ojos grandes…
Afuera la vida derrama por las coladeras del cielo,
Trepa muros y se enreda en los balcones de las casas.
Los otros niños caminan escondidos en vestiduras
Que les vienen grandes, van de la mano con niños verdaderos.
Es deliciosa la tarde que los deja exhaustos.
Entran a sus casas y avientan los zapatos de mundo.
Todos llevamos por dentro pequeños niños,
Arropados de recuerdos y de nostalgia.
Los monstruos ya no viven bajo la cama,
Olvidamos que la luna es de queso,
Pero de vez en cuando jugamos a estar vivos…
Somos niños que devoraron su infancia,
Cuerpos que crecieron de más, mentes que soñaron de menos.
Y esa niña que vive entre los muros de mi casa
Se revuelca de risa por la sensación de estar viva.
Abro de par en par las puertas de mi alma
Y camino por las calles llenas de extraños…
Si me encuentras y te sonrío…sonríe,
Sólo soy una niña que invita a jugar a otro niño.
Sonríe a los extraños, no temas regalar un poco de ti.
Despierta desde dentro y regálate un espacio para vivir,
llénate las manos de ternura, ensúciate de tierra los dedos.
Déjame encontrarte entre la gente que cree que ha crecido,
¿acaso le temes a dejar de ser un niño?