No sólo de pan vive el hombre
Meriendo en la oración que cubre tu alma,
me sirvo un ruiseñor entre tus senos,
un lago matinal en cada dedo
que beso o que a mordiscos te descubro.
Consiste mi alimento en desnudarte,
en verte palpitar bajo mis ojos,
en ser contigo sal con que te aliñas
tan sólo para darme tu apetito.
Con tanta saciedad tras devorarte,
nada me queda más que arder en tu homenaje,
que declararte fruto y flor de mi aventura,
que no esperar más que otra vez servir tu plato
para llenar con propia piel este menú de apasionados.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
12 02 13