grabra

FANTASMAGÓRICO

Fulgurosa fragua

cruel secreto abrigas,

verdadera sangre

viste aquella tarde.

 

Nadie la escuchaba,

sus pasos corrían,

era imaginada

y para sí, la huida.

 

Tenue respiraba

la pobre Carmiña,

prendas destrozadas

su cuerpo cubrían.

 

Él cavó su fosa,

morada asesina,

la acunó el silencio,

se apagó enseguida.

 

Árboles lloraban,

el malvado se iba,

ella se elevaba

nada comprendía.

 

Pasaron los años . . .

Dicen que una niña

ven salir del bosque

y corre en la viña.

 

Los pájaros huyen,

gente se persigna,

perdida en su asombro,

no entiende Carmiña.

 

Autora: Graciela Beatriz Traverso.