No me siento seguro
de decir esto, por lo que
no debería hacerlo, pero sé
que tú también lo recuerdas,
y que también sueñas con ello.
Aquel cielo de estrellas
naufragas y de negro
manto, que, como
vino tinto, nuestros
deseos embriagaba.
No me siento seguro
de decir esto, por lo que
ahora prosigo, pues se
lo que sucederá cuando
leas mis versos.
Pensarás en mí,
como un desesperado
e insipiente cuentero,
un pobre niño que llora,
y ruega por un sí.
No me siento seguro
de decir esto, puesto que
aún no termino, pero se
que mis entrañas arderán
si no lo finalizo.
Me has llamado,
tu amante pasajero,
mal poeta e
ignorante caballero
pero lo que soy te temo mencionar.
No me siento seguro
de decir esto, por lo que
ahora finalizo, pues se
que el ardor puedo soportar
y así terminar este soneto.
Nunca tuvimos
una noche, y tampoco
me consideras un pobre
caballero o pasajero amante
pues ni siquiera con
tu existencia cumples.