Cortas noches que envenenan la apariencia.
Desoladas realidades de una comedia.
Soñadoras de penas que apenan al ser.
Cómplices diurnas de un mismo sentimiento.
Y duelen sin querer. Y amaneces por amanecer.
Rápidas y centelleantes "tiempos-instante" de la demencia.
Ecuación resuelta desde la primera noche.
Y nada tiene que ver, y todo resulta confuso.
Cortas noches y profusas candilejas
que acaban fugaces entre nieblas y vómitos.
Sortilegios de un individuo condenado.
Me arrastra como arrastra una leona a su cría.
Te arrastro como arrastra un ciudadano sus impuestos.
Y comes por dentro y amas con alma de curandero.
Y traficas lo que curas con el permiso ajeno.
Cortas noches, sinceras amigas de la existencia.
Mejores amigas del hombre y dulces evacuadoras de penas.
Negras sombras asombradas de su sombra.
Racimo de defectos que desprende el viñedo.
Y torturan el momento y dulcifican su recuerdo.
Y sacan su foto y queda en el cerebro.
Cortijo andaluz de absurdo esperpento.
Teatrillo castellano de la inmensa Castilla.
Dolorosa pena gallega de suelta gracia retranquera.
Colmena catalana de una sciedad comprometida.
Noches cortas de todas las preocupaciones.
Dueña y amiga conrfesa de la muerte.
Así terminan las cortas noches.
Con este sencillo regalo de una experiencia.