Yo, que a veces me busco un origen
en establos de estrellas
y en palacios de arena.
En mi caminar no existe el tiempo
ni atrasados sueños.
Viví en la choza del universo
-esta es mi única morada-
Los ángeles fueron mis vecinos,
juntos compartimos bóvedas y agua.
En mi niñez robaba el alimento blanco al ternero,
y el zumo tibio de las flores,
-me alimentaba-
Admiraba a las campanas,
a pesar de ser tímpanos,
no me escuchaban.
Solo eran voces que atraían
a cuervos enlutados y retraídos.
Hoy,no recuerdo el dolor
del primer diente de leche muerto,
ni las espiras de musgo.
Siempre me gustó mirar
por la sonrisa redonda de mi ventana
-tenía el alto reflejo del éter-
El primer vestido por seguir la tradición
fue mi mandil blanco de algodón:
Las hadas y sus cuentos
me abrieron sus puertas.
Conocí el lenguaje de nuestros seres:-
-la sabiduría del asno-
las fábulas interpretadas por nosotros,
el ruido y el llanto de las hojas.
Siempre me pregunto,
qué será de mi colección de escarabajos
y mis espigas de trigo.
quedaron en algún rincón de algún año
desde donde miraba la penumbra de la Luna
y su periódico parpadeo de niebla.