Vendrá otro invierno
cabalgando entre grises algodones
y puede que de tanto andar
una lluvia rompa su mutismo extraño.
El verde será otro verde
y una bruma escasa anudará otros colores,
poniendo su huella en los tristes jardines.
Vendrá otro invierno sin el mismo rostro,
desprovisto de tus manos, lacerado por la
ausencia.
Un murmullo apagado me traerá desde las ramas
la textura frágil de tu voz sellada.
Vendrá otro invierno
cabalgando entre grises algodones
y puede que se humedezcan mis mejillas
cuando sienta tu ausencia.