El vendaval, acaricio mi rostro
un sabado amoroso de febrero,
me atrapo en su regazo ligero
y en un instante de mi vida. ¡ Fui otro !
Ubicado en Mi coordenada cero
se movieron las partículas del suelo,
que pintaron mi desgreñado pelo
en insolito escenario bajo el cielo.
Cerre mis ojos y sin paralelo
de polvo se nublaron mis pupilas,
al observar una estrella. Me titila
y, cobija con su ondulado velo.
Una nube veleidosa en su vuelo
presenciaba el concierto de colores.
Escuhaba la sinfonia de amores
mientras la mar y el viento coqueteaban.
Las blancas dunas cósmicas danzaban
y mi Angel me decía.: ¡ Ya no llores !
Claudio