No te diré jamás adiós,
decírtelo sería renunciar a mi carne,
renegar de mi pasado,
alunarme conmigo mismo
y estrellarme a media prisa
con el sol de tu recuerdo reprimido
entre mis dedos frágiles y pueriles.
Decirte adiós, sería mi devastación,
un desaparecer en la latencia del último latido.
Si una cosa que tengo claro
es que tu imagen no se oscurece
y que no importa que fuerte sean los vientos,
No soltaré tu mano, si quieres…
arráncate el brazo,
(total; estoy aferrada a ti)
pero yo…jamás te diré adiós.
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