Esperpento

Eras mis alegrías

Eras la llama que bailaba en las hogueras,

el susurro triste que acariciaba el oído de mis pestañas;

hoy sólo vives en cuentos de primaveras,

más allá de mis letras, en mis entrañas...

Un entramado de historias alegran mis mediodías

cantando ilusiones condenadas a ser canción:

dicen, omniscientes, saber que lo que hastía

es lo que, en su día, alegró mi corazón.