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Más cerca que dentro (carta)

 

Y así renazco.

Y al fin comprendo;

la leve forma

de tantas circunstancias.

La trashumancia

de cualquier viajero.

 

Es cuando creo

en un edén,

Donde hay hola sin

                                            adiós.

  

***   ***

 

« Endulzantes:

Las mimosas maneras concedidas

por tu arte femenino.

Cada uno de los trazos que le otorgas

a los cuadros de espacios solitarios

que quedan por rellenar en mi vida.

 

Nunca falte. No añore la corriente

que me trae el canto de una fragua

en que se unen; martillo, yunque y herrero.

El frío del metal con la madera cálida.

El aire indisoluble junto a mutantes fuegos.»

 

 

 

Hoy tengo decido

que seas mi delito predilecto:

 

Hoy voy a dedicarme a prender

cada brote humano que eclosiona

con la raza y decencia de tus gestos.

Sin obviar, (jamás dejando de lado),

la fuente pasional que me reclama

oliendo a fragancia de mujer...

 

...para que me acerque a sorber

el mejor de los néctares habidos

más allá del pistilo o de unos pétalos.

 

Decido pasearme por entero en tu ciudad,

por tu río y sus riberas.

Por tu céntrica humedad,

y aquella virginal antigüedad,

que originó, ladrillo tras ladrillo,

tus prósperos y nuevos arrabales.

 

Cuanto de poderoso y acertado es tu núcleo.

Desde él emanan infinitos prodigios que:

Amplían y renuevan

el recetario del que dispongo en esta tierra.

Sacian mis mares,

(con maremotos, con calma y tormentas).

Y elevan las montañas como harían;

(con suma creativa voracidad),

la sudorosa lava de volcanes

desde el fondo del mar,

y el contacto impetuoso que rejunta

islas. Cuando las placas;

fogosas y carnales, se abrazan y besan.

 

Atractivos: los rasgos de tu rostro.

Seductoras: las formas que son tuyas,

y espacian desdichas cuando el aire pincelan.

 

Son hechiceros, fascinantes:

sugestivo reclamo, ¡un cebo!. Son tentadores;

cada uno de los guiños

cuales con exquisito lujo sensual

tienen tus movimientos.

 

Ante ellos... junto a ellos,

siento una irrefrenable excitación,

que en esa hora manda y me invade

al contemplar, (sin pudor a ser siervo),

esa, la tuya estación,

de desnudez carente de barreras.

Esa; la tuya estación

que pude al fin encontrar;

tras cubrir un holgado caminar

de arduo peregrinaje.

 

(Soy un vulgar transeúnte,

que desde hace ya tiempo,

tu estación esperaba).

 

Elijo ser poseído, por ti, mujer; alma y cuerpo.

Que por completo me abastezcas;

tanto de un pragmatismo; consistente y visual,

como del onirismo de corte espiritual.

 

Ya alcanzo a imaginar;

las frases y sentencias,

los versos que me aguardan en tu prosa.

 

Incluso las prosigo imaginando,

ya desenvuelto mucho imaginario.

Sabiendo a ciencia cierta...

que unido a ti, me asomo y crece el mundo.

 

Que más cerca que dentro estoy de ti,

y por siempre te llevo.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)