Fue después de un milenio, amada,
que pude apreciar la tristeza que transmiten tus ojos.
Tu sonrisa, amplia cual el tamaño del amor,
trata de esconder no sé qué
extraña y recóndita pesadumbre que no he podido desentrañar ni siquiera con
auxilio de los sabios arcanos.
¿Me dirás algún día qué ocultas detrás de esa especie de careta-
sonrisa?
Esa sonrisa, amada, me hace recordar al cómico que con su arte hacía feliz a los espectadores y a su vez escondía un tremendo drama íntimo que lo consumía.
Y aún así sonreía y hacía todo tipo de piruetas para que quienes lo veían se divirtieran.
No, amada, quiero que tu sonrisa transmita alegría,
aunque tenga que
convertirme en bufón.