En el lugar más transparente que el aire
tu espíritu yace casi dormido.
Los tejados y las sombras te lloran,
tus hortalizas de espuma te esperan.
El polvo de tu vida fue el camino,
ahora apacientas tu ganado lácteo
y las sombras ya no se ruborizan,
ni el fuego terrenal te puede quemar.
Al partir tú han muerto las flores escritas,
hoy cuento las baldosas de tu tumba.
Las musas dicen que están viudas,
viudas de tu poesía de barro labrado.