Cuando la aurora fulmina el deleite de sus caderas
El color de su rostro profesa nuestro secreto
En ropas pequeñas para engrandecer la quimera
Allí me espera dentro de sabanas bordadas con locura.
Porque me lleva donde quiero ir cuando el viento sopla
Mujer del delirio que condena mi existir a su imaginación
Al alba me desperté con su querer cayendo silenciosamente
Obedeciendo a sus impulsos con la mesura difuminada.
Fricción sumergida dentro de su caparazón que no quiere amar
Voluptuoso movimiento en sedas cómplices al roce del fuego
Queman amaneceres con sabores en la cima de sus deseos.
Para quien aún no despeja el encubre oxidado del dolor de la vida
Descienden hasta el núcleo llevándome al gozo de la lava ardiente
Sus encendidas palabras en las cueles se esconde nuestra esperanza.