Clasificando nuestros recuerdos estaba ayer
y me encontré con algo difícil de creer,
pues comencé a caer en cuenta
que ninguno de nuestro recuerdos valía
ni para ponerlos en venta.
Catalogando encontre cuatro preocupaciones
que me causaste con el martirio de tu engaño,
no pude restarlos de las alegrías
por que en mi memoria sólo una podía contar como mía
De tres tristezas que pude hallar
a causa de tu despedida cruel,
con mis dos esperanzas no pude aplacar
ni impedir ver a tu corazón infiel.
Por causa de cinco disgustos confusos
por la indiferencia de tu fría mirada,
no pudieron ganar cuatro besos ilusos;
los mató tu alma de odio cargada
No pude seguir más con este triste inventario,
pues a las diez sonrisas que nos regalaste
pudieron ahogarlas el mar de lágrimas de mi llanto
y el dolor con el que las mataste.
Y no sin dificultad ahora muerta
puedo aceptar esta fatalidad:
de haber vivido en medio de la maldad
Y que por una alegría, dos esperanzas,
cuatro besos y diez sonrisas
con mi vida tuve que pagar.