Vengo gritando en silencio,
vengo rezandole a un Dios
en el que no creo.
A ratos me aburro,
me tumbo en el suelo
y cuento estrellas
en vez de borregos.
No funciona, no duermo,
y de pronto cada una de ellas
me empieza a señalar con el dedo
y yo tiemblo no sé si de frío o de miedo.
Mejor me levanto, camino
y miro al suelo,
ahora cuento sombras y desvelos.
Vengo soñando despierto,
bailo, brinco, vuelo,
beso a la luna y a su conejo,
ella es mi único amor
y yo para ella uno de tantos
sonámbulos pendejos.
Si algún gato se acerca y pregunta
le contaré que vengo de la noche
y que con el sol desaparezco.
Aunque a veces me confunden
con el que viene del alba,
él viene romántico, viene tierno,
viene sonriente, viene optimista,
yo sólo vengo.
JCEM