Antes y después de los cincuenta,
mi retrato es en blanco y negro
y marco ratonado.
Mis escarpines se tornaron estriados
de todo lo andado,si es que
alguna vez di un paso.
No es que le tema al fracaso,
porque siempre me ha tenido;
por lo tanto se llama ¡y0!
¡maldito diccionario
que repite mi nombre!.
Ningún custodio llamó
a mi puerta,tal vez no
quise poner timbre,
o tal vez no existía mi puerta.
Los cincuenta me ciñen,
y son cincuenta guerras,
y ninguna he ganado,sera
porque los tiros
no son todos iguales.
A los cincuenta el sosiego
-estoy pensando en otros-
Mi rima es el miedo,
miedo de existir y que
no tenga como llamarme.
¡solo transito!
No tengo ni tuve
Domingos en mis semanas,
siempre la luna en sombras.
La luz en un continuo pasar
como una pelota de tenis,
pasa
pasa
pasa.
A los cincuenta me leo;
y la tinta
cae
del papel.