CARLOS ALBERTO BADARACCO

FLOR SALVAJE

 


Busqué arrojar al vacío mis locuras siniestras,
lo hice pensando en una flor que me sedujo, 
una especie tan salvaje que atiborró mi vida
de un extraño sabor a vino añejo mitigado.
Pero ya no pude contener mi dicha infinita,
comencé a matizar de a ratos con amor puro,
un sencillo beso que endulzó su néctar
de sublime y excelsa exaltación de vida.
Una luz que empapó mis sienes y mi nuca,
alojando un calor especial con sentido aroma;
así, fecunda entregaba mayor candor a musa
comencé a escribir poemas de amor y pasión brutal,
fue un instante de explosión que llenó mi alma
y una ambiciosa ilusión de vida rebosó mi calma
con una profunda fragancia que colmó mi esencia.

CARLOS A. BADARACCO
21/2/13
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