Por lo menos este sentimiento
tiene una extraña fe
de contemplar en un astro
el infinito beso de la distancia.
y en la enarbolada ilusión
de las cosas que habitan la magia,
te seré esa sensitiva emoción
que sin aviso del corazón escapa.
Entonces pondré nombre a los sueños
y recostare en tu nada mi oído,
justificando la acción del dolor.
Y me iré perdiendo como tu, de tus ojos...
mientras entre arcos de luz
puede no volver a dolerme;
el conocido error del instinto
que ignoro mi necia razón.
Y de mis palmas vigías de viento,
de olas y de alcatraz;
nadare tras el deseo
sin perderlas de mis niñas jamás.
Ahora bajo este manto sin estrellas,
del llanto azul invernal
esconderé mi sombra del destello;
soportando la ausencia inmortal.
Mientras borro de un descanso al poeta,
alzare la muralla del olvido
con mis más débiles fuerzas,
centrado con tenue mirada...
sin rima ni prosa,
ni canciones de musas,
ni conclusiones confusas.