José Jacinto Corredor Cifuentes

ALAS ROTAS

Dormido yaces con las alas rotas

a un costado de la amplia pista,

soñando con las nubes y el espacio,

que cruzabas en tus años mozos

al batir radiado de tus hélices.

 

Añoras tus coqueteos con la altura,

cuando luchabas con los vientos,

capoteando negras tempestades

o con el astro rey te embelesabas

en los cielos de azules inconfines.

 

Pareces un ave con mortal herida,

que gime al contemplar las otras

alzar el vuelo y encumbrarse

pasando por encima de tu cuerpo

que impasible el tiempo ataca,

aferrado como un gusano al suelo.

 

Permaneces con el vientre invadido

por las ratas, el pasto y la maleza;

el óxido que te corroe el alma

avanza lentamente al impulso de la lluvia

hasta carcomerte todo entero ...

desmantelado, te mueres apaciblemente.

 

Hasta que cualquier día una grúa

retire tus hierros convertidos en chatarra

y los deposite en un montón de escombros,

cual monumento incólume y perenne

al primitivo poderío aéreo del hombre,

que en mil guerras con fratricida técnica,

ensayó y perfeccionó tu fuerza.