He de soltar alguna mirada al cielo, dijo el poeta.
Necesito escuchar a la primavera en este otoño contiguo
que mi corazón no sabe cerrar la puerta al pasado
Y hace tanto frío en esta piel vestida de olvido…
Este modo de amar, ay Dios, cuánto…cuánto aprieta.
He de soltar el tiempo a la suerte…dijo el poeta.
Necesito ser abrasado por las llamas del sol que apaciguo
con ese dolor que me recorre en este camino que sigue.
Que sigue, pero sin ti, tan solo conmigo… sólo conmigo…
Este modo de amar, ay Dios, cuanto…cuanto me veta.
He de soltar una plegaria al océano…dijo el poeta.
Necesito volar sin miedo, sin pasos, sin prestigio
porque tu nombre cuando lo oigo me hace llorar
Más si nacen de las bocas de mis queridos hijos.
¿Qué hago yo sin tu vientre, sin tu primera silueta?
He de derramar mis lágrimas en tierra secreta,
Dijo el poeta…
Dijo el poeta:
Ay dios, que la amo hasta desarmarme el alma en cada intento
Y me abrazo a otra estrella, donde veo su destello en otra caricia.
Y se me escapa, otra vez, su nombre en cada labio, en cada beso,
Y la imagino en mis brazos tatuando, bella, su rosa sonrisa.
Ay dios…mi dios mostrado -¿Dónde la alianza de nuestro amor?
Si tú dijiste”Tu Mi DiOs “ que el matrimonio esta en el corazón…
en lo más profundo de Nuesta Vida ,en el todo,en la propia muerte,Señor.
A un amigo que aprecio demasiado.
Siempre
Antonia Ceada Acevedo ©