Hugo Emilio Ocanto

Cuando tú naciste

Una de las alegrías

más grande de mi vida.

Estaba en la sala de espera.

Con mi cuñada. Tu tía,

la hermana de tu madre.

Muy a la expectativa 

de tu nacimiento.

Omito día, mes y año.

Sé que no te agradaría.

Obviaré esos pequeños detalles...

Lo importante es que

esperábamos tu nacimiento.

Y llegaste, naciste.

Cuando la enfermera

anunció tu llegada,

mi corazón estallaba de emoción.

Tu tía me entregó

tu cuerpecito en mis brazos.

La emoción que sentí,

no la he vuelto a vivir.

Lloré de emoción.

Te observaba como

si tuvieses en tu rostro

el de tu abuelo, mi padre.

Cuando yo era más joven

era muy parecido a mi padre.

Creciste como un niño feliz.

Y nosotros veíamos crecer

al niño más hermoso

que pudiese existir

sobre la tierra.

Todos los padres opinamos

lo mismo de nuestros hijos.

Estudiaste, trabajaste,

te enamoraste, te casaste,

delinquiste, robaste,

mataste y moriste.

Como al nacer,

en mis brazos.

Esta vez, también lloré,

de angustia... por dolor,

y resignación...

El destino, la vida,

quiso que te fueras de este mundo.

Y yo, agradecí a Dios tu muerte.

Fue lo mejor que pudo sucederte.

Vivir como vivías, era mejor la muerte...

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 24/02/2013)