Fina historia que se conjuga
tejiendo las estrellas de vida
en una mirada que se estruja
si el tiempo la deja fenecida.
Sin parpados para marginar,
convencido de haber hay más:
ausente rencor para perdonar,
se fortalece sin mirarlo atrás.
Manos delicadas por ternura
con el tacto de dar bendición
esperan y piden a las alturas
que el calor llegue en misión.
Delinear con los dedos algo
pareciendo corazón al amar
es gesto deseoso de ser mago
pues en el afecto hay verdad.
La voz que nunca se apaga,
el alma que jamás se muere;
como el día a la noche ama,
por amor siempre se puede.