En la kermesse del pueblo
las "Monjas de la Caridad"
armaron un tiro al blanco.
Dos carabinas del veintidós,
cincuenta metros, la distancia,
y cien pesos por romper un frasco.
Con gran ilusión,
al intento se sumáron
hombres, mujeres y niños.
Aumentaba el entusiasmo,
al ritmo de la caja,
a razón, de un peso el tiro.
Para el domingo a la tarde,
las Hermanas recaudáron
más de lo que hacía falta.
Reuniéron a todos,
para decírles, conténtas:
-A partir de ahora no usámos salvas.