"Haré una declaración jurada sobre mi muerte;
para que un sueño-quebrado decida vivir mi vida"
El diario de un suicida.
¿Sueños? dónde oí esa palabra,
de dónde ha salido ese mensaje pluralizado
por tantas bocas -diciendo lo mismo-
más de lo de siempre,
por ejemplo: "soñar soñando que ésto es un sueño"
¡ y no valen los pleonasmos para evadir pretextos!
y encontrar respuestas en más preguntas...,
que tan sólo nos recuerdan a la soledad
de alcanzar el cielo con un dedo
sabiéndonos lejanos, y aún así sentimos la piel
aferrada a un sueño-realidad...
Y tomamos con la mano el sol,
nos creemos dioses, nos creemos todo,
evadiendo la realidad y la lógica;
sintiendo que la luz entra por los huesos
saliendo de nuestros dedos
evaporados por argumentos
que vestimos de creencias objetivas...
Y la ley del fundamento que se cuelga del reglamento de mis ojos,
deja constancia que aquí se ha cometido un fraude...
un error de caligrafía, un error gramatical,
un error ortográfico...,
se ha cometido una adulteración de los hechos,
un error topográfico del lugar de un caído,
(El lugar no era un acantilado)
sino que era..., fue y es: libertad de las tierras móviles
engendradas en mis manos
torpemente desquiciadas fundiendo mi cuerpo en la arena...,
y en que la declaración jurada
está envuelta y revuelta con los ojos del sol,
entre el aceite y el mar
refregados con sangre en el metal caliente
que cuece el mañana
para ser masticado por la vida
y digerido por el destino...
... y el silbido de la noche, el silbido de un tren,
...de un viaje a un lugar que nunca jamás he ido,
sale vapor de las paredes -las paredes sudan-
poros irradian el nerviosismo de atar coincidencias
aferradas con mi pulgar al apéndice
desgarrando la evolución del líquido con las hojas de té
amparadas en el ovalo que suda sed...,
-el sonido de la tetera-
irradia la quemadura de mi piel
con el fuego de un mar dibujado a lágrimas...,
con la torpeza de cerrar los ojos al leer
cayendo con el propio peso de escribir
un juramento en hojas de fe...,
que ciertamente cierran un capítulo,
de alguien que intento llegar al cielo
siendo astronauta sin tocar los astros
-cayendo y cayendo-
h
a
s
t
a
t
o
c
a
r
e
l
s
u
e
l
o
-el pavimento-
sintiendo la arena aferrándose a su garganta
con el dolor de saberse terrestre sin habitar en ella...,
esta listo el desayuno, una taza de té; unos huevos fritos
y el mar tan cerca como para llenar de sal
la retención de líquido en los ojos...,
mirando, sintiendo y tocando el sol entre sus manos,
y quema!; como agredir la flama del horno
cuando el cese al fuego
ha escrito el lenguaje en un caído
lleno de errores letalmente
cocidos en el tiempo
y degustados
por el paladar
de los hechos...
Febrero en pleonasmos para un pasado...
La ciudad fantasma en mi memoria...
De nadie que pueda saberse conocido...