"Casada, con hijos, cambiada te encontré/ y eso me dejó una sensación triste./ Vive aún la mujer que busqué,/ pero la que amé… no existe"
Me dicen que muy feliz ya te casaste
y sin pensarlo mucho a un lado dejaste
todo vestigio que a mí te recuerde...
Se siente si de cosas así nos enteramos,
que a pesar de tanto amor que nos juramos,
toda la historia que vivimos se pierde.
¿Culpa mía? Sí, seguramente culpa mía es,
lo que hago con las manos lo deshago con los pies
y luego me doy cuenta y ya no hay vuelta atrás.
Y yo me quedo entonces sin poder decirte
que sentir en mi alma a otra como pude sentirte,
no creo que pueda jamás.
Pero ¿ya de qué me sirve verdad? Es tarde,
dos veces sólo se muere alguien por cobarde
y yo sin ti aún no he dejado de morirme.
Lo peor de todo es que con lo que pudo pasar,
no te culpo si con el alma me llegas a odiar
y me duele que ni eso seas capaz de decirme.
No es tiempo de arrepentimientos tardíos,
los sueños tuyos parecían los mismos míos
pero ya ves que tomamos distintos caminos.
Por momentos recordando esto de los dos,
me ha provocado a veces jugar a ser Dios
para así cambiar nuestros destinos.
Los milagros no se hicieron para mí, se nota,
no pueden haber milagros para un idiota
que nunca valoró lo que tanto en su vida valía.
¿Merezco un castigo? Sí, es que no hay condena
peor que tener que sentir por completo ajena
a quien años atrás pude sentir tan mía.
Ya te casaste, hiciste tu vida y la mía deshecha,
hasta Cupido creo que vino a buscar su flecha
porque cree que dio en el blanco equivocado.
Debo admitir que mi sentir por ti está vigente,
que siempre, siempre, siempre serás presente
aunque todos te vean como mi pasado.
He pensado en ir a verte y hasta perdón pedirte,
mirarte a los ojos y te amo mil veces decirte,
pero asumo que el tiempo para eso ya pasó.
Además, ¿qué gano con esta reacción demorada?
Ya otro te tiene feliz, totalmente enamorada,
alguien te susurra que te ama... y no soy yo.