En el silencio tranquilo
que me viste en esta tarde,
observo por mi ventana
los inmensos maizales,
que cual doncellas doradas
se mecen en dulce compás,
acariciando en el viento,
cada mazorca nacida.
y yo, ahí, inerte,
esperando que regreses
mientras la tarde se va,
y el brillante horizonte
tornando en oscuridad,
abre paso a la luna
y tu no llegas jamas.
Así, me llega el invierno,
y el maíz ya no esta,
en su lugar un vacío
como el que hay en mi alma,
quien espera en dulce calma,
que te conmuevas y regreses,
pero mientras eso pasa,
llega el verano,
el maíz otra vez crece,
a mis ojos ya cansados,
le nacieron varios inviernos,
el color de mis cabellos,
cambiado ha sus destellos.
Mientras contemplo callada,
ya mi vida se ha escapado,
solo queda el recuerdo,
de un hombre que bien amado,
se marcho para volver,
y nunca mas ha regresado.
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