De los viejos de mi pueblo,
ya camino su camino,
muy temprano de cuclillas,
como rueda, se sentaban,
en linea, a lo largo, también.
Ojos sin tiempo, los miran,
morenos, de piel quemada,
todavía con huaraches,
y sombreros como almohada,
noche y día andan con ellos.
Sentido de pertenencia,
su mundo, la comunidad,
sus relaciones entre ellos
y con el vecino barrio,
me di cuenta, comían humo,
los imité, algunas veces,
me llegaba la tos y el ahogo.
Se contaban sus historias,
de amoríos y los chismes,
hoy son comunicaciones ,
y relaciones púbicas,
la terapia de mi pueblo,
así, curaban el alma.
Trabajo de sol a luna,
sin estrés, sólo muscular,
café, cigarro y vómitos.
Niños, corriendo en la calle,
con canicas, trompo y huesitos,
con mujeres, se cambiaba,
matatena y Doña Blanca,
Juan pirulí y grillo cantor.
Jóvenes, tras las muchachas,
citas, atrio de la iglesia,
en el río, bajo el pirul,
el rapto, de acuerdo mutuo.
La aparición, días después,
el encuentro de ambos padres,
nueva familia, más grande,
preparación de la boda,
gustaba de la comida,
siempre dan, arroz con mole.
El trabajo, campo o rancho,
ahora piedras como sillas,
como lagartijas al sol.
Lavadora lava ropa,
en el techo, muy acostado,
sombras de toallas por el sol,
el grupo, en la imaginación,
lo que escribo, me libera,
lo que pienso, es enfermedad.
Verano, a diario te acercas,
también, te cuento, mi historia,
a mi barco, nacen alas,
ciudad de la primavera,
jardín, lleno de tus flores,
vuelo llega a tu rivera.
Me espera, época de lluvias,
el corazón late aprisa,
con el ruido del autobús,
por fin, estoy cerca de ti.
La dirección, Plan de Ayala...
el timbre, los escalones,
suspiro frente a tu puerta,
el momento, interminable,
el ruido de mis nudillos.
El hueco, tu presencia invade,
el sol y luna, en tus ojos,
los botones en tus manos,
¡Amor!, el sollozo, húmedo.
Antes de subir a la montaña,
y me disuelva en el viento,
visito tu campamento,
para anticipar la gloria.
EL POETA DEL AMOR. 23-02-13.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.