A María Hodunok
Dichoso el pajarrillo que desde la copa del esbelto árbol le ofrenda su cántico melodios a la coqueta pajarilla sin temor a ser lastimado por la piedra de la honda asesina o el ave depredador.
Dichoso el río cuyas cristalinas aguas van a morir al mar con la pureza de una virgen y la agilidad de la liebre.
Dichoso el poeta cuya poesía transmite amor en abundancia para ofrecerlo gratuito al ser especial herido por la flecha de Cupido que busca alivio en el regazo de la amada.
Dichosa la entrega total de los amantes porque sin ser aves podrán volar, sin poseer fortuna podrán disfrutar de todos los placeres de la vida y siendo adultos podrán regresar a la niñez y cometer increíbles travesuras.
Dichoso el músico que es capaz de componer una melodía que alegre los corazones tristes y sea interpretada por divos y divas en todos los escenarios del universo.
Dichoso el ser que da gracias por cada alba que Dios le depara y comparte su pan con el hambriento y su agua con el sediento.