Ahora, tu cuerpo es fundente
y todo es éxtasis,
como si el delirio se estrechara en las caderas
y me llenara las manos con sus espasmos.
Cabalgo sobre tu piel
embriagado del aroma que exhalas,
imaginando que el mundo sólo existe
en un trozo de esa mirada.
Me cubro con tu cuerpo,
sintiendo que nuestras fiebres son inacabables;
desandando con estos besos
la boca desnuda que tu amor ofrece.