Una señorita con quietud de luna
teje a diario sin cesar una sonrisa
y muy silenciosa se bebe mi ausencia,
con inquietud de lejanía la extraño
cada tarde de verso y melancolía
cuando la soledad es aún más vacía,
cuántos días vendrán a socorrerme
o tal vez castigarme con más dolor
por qué no acabar ya con esta obsesión,
así debe estar escrito en mi mente
y dejar esta vida de penitente…sí
pero no es fácil olvidar lo querido,
porque una señorita con quietud de luna
teje a diario una sonrisa y no quiero
que muy silenciosa se beba mi ausencia.