Azul de mar

LA SEÑORA

LA SEÑORA

 

La señora se sienta cada tarde,

En su vieja mecedora de madera,

Y se envuelve en tibias añoranzas,

Que van y vienen cómo las mareas.

 

Ella va en busca de un amor perdido,

Que no sabe si fué o pudo haber sido,

Pues la telaraña que cubre su memoria,

A sus recuerdos,le ha quitado el brillo.

 

Inclina la cabeza,cierra los ojos

Las manos descansando en su regazo,

Y así se retrotrae muy despacio,

Buceando en su interior,busca retazos...

 

Y vuelve al tiempo de la vieja casona,

De techos altos y pisos encerados,

Con sus terrazas y balcones que en verano,

Ofrendaban sus flores en colores variados.

 

Y a las noches de baile,de luna enamorada

Dónde ella lucía sueños que recién estrenaba,

Y el amor y la magia perfumaban el aire,

Y todo era posible para su alma que soñaba.

 

Y fué allí que una noche,en uno de ésos bailes

Conoció a quién sería su señor y su dueño,

Ése que robaría su alma y su prudencia,

Su candor,sus carcias y sus sueños.

 

Y entre tiernas miradas y música de vals,

Perfumes,ricas sedas y joyas que brillaban,

Ella lucía radiante su vestido de encaje,

Girando entre sus brazos,de dicha se embriagaba.

 

Y se entregó a él con prisas,con ansias fervorosas

De amar y ser amada,como un capullo en flor

Y el tomó de su cuerpo y bebió de su alma,

Y un día simplemente,siquiera despedirse

Cómo un ladrón furtivo,él desapareció.

 

Y la dejó perdida,sumida en un abismo

Con mil interrogantes que nunca contestó,

Y ella frágil y pura,con su inocencia herida

Y pendiente de un hilo,su cordura perdió.

 

Y se sentó a esperarlo cada tarde en silencio,

Interminables años,siempre en vano pues él,

Nunca volvió a buscarla y su triste recuerdo,

Prendía de su pecho quemando como hiel.

 

Y su cabello rubio se trocó en ceniciento,

Y arrugas de tristeza surcan su blanca piel,

Antaño era tan fresco,radiante de alegría

Y hoy es sólo una máscara de dolor y vejez.

 

Por eso esta señora que hoy teje su añoranza,

Envuelta en grises tules de pasión congelada,

No está muerta,aún lo espera

Y de su pecho herido aún brota un gran amor

 

Ése amor que tán sólo se ha quedado dormido,

Que espera con paciencia, y con calma enamorada

Que aparezca su joven amor y con un beso,

La devuelva a la vida,o en un suspiro eterno

La lleve de éste mundo que ahora es tan inmenso,

Para ella que no vive,sólo pena de amor.

 

Azul de mar