Suaves las gotas caen del cielo,
de ese azul que se pierde en mis sueños,
y nace donde mis ojos jamas podrán ver.
Llueve serenamente, casi no moja su mano,
que me acaricia tristemente, y me deja.
El cielo me mira, me llora y lo lloro.
Me deja, muy solo en su despecho,
me llueve, me moja y me tira abajo.
El cielo me ama, como tu me amas.
Y me dejo, porque me dejaste,
me tapo para que no me vean.
Sonrió y me escondo. Te escondo.
Te recuerdo y te tapo. Me recuerdo.
Y sigue lloviendo, y solo siento mi pelo,
mi cuerpo, mis brazos, me abrazo.
Llueve mas y me lleva el amanecer,
bajo el sol descansare, en su luz.
Lemos Maximiliano Daniel.
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