En una misma plaza
Poseidon y Perseo
posan inmoviles
rodeados de ciclopes de carne
y de heroes de marmol.
Cada una de sus facciones
estan inmortalizadas
tal cual un cuento mitologico,
y yo, como humilde espectador de su grandeza
antes literario y ahora visual
quedo perplejo cuando
su pupila de piedra
se clava en la mia de sueños,
y no tengo ni una fabula que contarles.