Sé que sigues disgustada conmigo.
Pero te veo con esa carita
de ángel que tienes,
y mis rencores,
vuelan por el aire
y se esfuman...
Si pudieras lograr lo mismo, amor...
por pequeñeces nos peleamos...
hay cosas peores en la vida.
No quisiera entrar en problema
de otros, hoy, pero ya lo hemos
de conversar en su oportunidad.
Lo importante es poder
solucionar lo nuestro.
Tan fácil es, amor...
Debemos ambos ceder.
Y recordar todo
nuestro pasado, que
fue tan maravilloso...
Volvamos a revivirlo.
Nos sentiríamos mejor los dos.
Evitemos los recores, amor.
Estoy dispuesto a ceder...
¿No podrías hacer tú lo mismo?
Ah, esas tonterías de los
seres que nos amamos...
No nos comportemos como niños,
que ya hemos dejado de ser.
Tengamos sí juventud
en nuestros corazones.
Eso es obvio, que así es,
¿verdad? No seas ya más rencorosa...
Y tratemos de vivir
como hace solo unos días.
Con apasionamiento.
Brindémonos nuestros brazos,
uno hacia el otro.
Amor... amor...
Tu necesidad es también
la mía... amarnos...
qué estamos esperando...
¿que pasen más días
viviendo con rencores en el alma?
No puede ser...
acércate a mí...
déjame abrazarte...
Oh, no me animo...
te tengo un poquito
de miedito, oh, tu seria mirada
me causa indecisión... pero
lentamente
me acerco a ti,
tus ojos se están
dulcificando, tus brazos
se extienden hacia mí,
los míos a tu cuerpo...
¡Amor!, tu cuerpo y el mío
ya están unidos...
La sangre de mi corazón,
es toda tuya...
nuestros cuerpos unidos...
¿deseas hacer el amor, pleno?
Oh, también yo,
mi dulce dama... sí, sí...
desechemos los rencores,
y hagamos el amor...
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 26/02/2013)