Llegaste como una emoción,
Te convertiste en una inspiración,
Y ahora eres parte de mi corazón.
Mi bella Luna,
Eres tan bella,
Pero no como ella.
Amarte tan facil es,
Quererte tan sencilo,
Olvidarte tan dificil,
Ignorarte tan complicado.
Quiero aprender a amarte,
Pero solo no puedo,
Mas a tu lado,
Se que podremos.
Que envejesca una flor;
Que se marchite un sol,
Pero que nuestro amor
No lo toque el dolor.
Que se ahogue una llama;
Que se prenda un mar,
Mas mi mente,
dejar de pensarte no quiere.
Un juramento he de hacer,
Con el tiempo perfeccionar,
Y el destino lo ha de redactar,
Este prometera:
El quererte no se ira,
El amarte no cesara
El protegerte constante sera,
Asi me despido, mi bella dama;
Mira que el alba se pone,
Que la noche comienza;
Que el Sol y la Luna,
Un sendero iluminan;
Y las estellas, como sueños viven;
Mas el Supremo,
Te hace descansar;
Y este sencillo escritor
¡Ruega por ver tu mirada, una vez más!
Y así,
La esperanza
De un nuevo horizonte, tener,
Y atu lado estar.
F. Eduardo Liévano