No dejo de verte cada mañana,
tal vez de ignorarte cada mañana
como clamas limosna avergonzado
en medio de toda la gente que pasa
con tus recuerdos secuestrados,
la dignidad agazapada,
tu frio anestesiado,
las manos tendidas, esperando...nada,
tus ojos ausentes, mirando...a nadie,
porque nada son esas monedas
que suenan para acallar conciencias,
porque nadie son los que pasan
a tu lado creyéndote nadie,
sí, todos te ven, hasta los que te evitan,
todos te juzgan, aunque ni te miran,
pero nadie sabe de tu desdichas
ni de cuando tus sueños se hicieron aire,
nadie sabe cómo se encogieron tus horas
ni quién o qué te arrugó el orgullo,
ahora, se alargan las noches
y se queda a vivir en las calles tu futuro,
pero nadie conoce, nadie tiene derecho
a ponerle nombre a tu viaje,
si ni tu sabes si te vas o estas viniendo
o como y porque te quedaste,
no dejo de verte cada mañana,
tal vez de ignorarte cada mañana
con los hombros caidos,vencidos,
hartos de sostener tu vergüenza,
con la voz ausente, vacía,
cansada de pedir clemencia
y como siempre, el pasar a tu lado
hace que me sienta alguien,
pero si me paro y te pienso
caigo en la cuenta de que soy nadie.