Life ends with a dream....
Eran las únicas palabras en su cabeza.
Se repetían una vez tras otra,
como una letanía eterna...
No podía comprender que todo aquello
por lo que había luchado
le llevaría a la misma muerte...
Sonaban la una... las dos... las tres...
en el reloj de la campana.
Pero esas palabras se clavaban en ella
simulando el rojo acero de una daga
aún no herrada.
Aunque no era lo único que en ella se clavaba:
miles de gotas embriagaban su cuerpo,
oscilando, en cuanto emergían,
entre líquido y gaseoso.
Sus brazos convergían en el empeño
de abandonar este mundo
y sus colmillos mordían la carne,
como si entre sus labios
encontraran la vida.
Su cuerpo
estaba empapado en llanto
y su alma perecía...
Ya había encontrado el infierno
que, con tantas ansias,
había estado buscando.
Se hizo el vacío
y la voz ya no le salía.
Solo la gravedad de su cara
reflejaba el dolor, que,
sin barreras,
perforaba su corazón.
La misma estampa de un animal furioso.
La agonía en su imagen más viva.