He venido ante sus ojos sin siquiera preguntar su nombre.
Ni he mirado sus labios y mi sombra ya ha decaído ante sus pies.
Que descortés de mi parte al no presentarme, pero no hace falta, permítamelo y le daré a conocer mi mundo.
A simple vista, parecía una mujer más ante todas las demás.
Pero en lo más profundo, mi corazón latía inquietante porque ya la conocía, era ella quien rondaba mis sueños.
Ante el temor de que nunca llegase, allí estaba, tan hermosa como el cielo
Tan maravillosa que mis sentimientos no lograban coincidir
Con mi alma ansiada por el aire que ella le da a este mundo, amándola
Y la vida que ella le da a este hombre, amándole.
La observaba ante mis ojos y se reflejaba su figura perfecta que encarnaba el deseo
Era quien emanaba ternura y hacía de mis anhelos un espejo ante tan bello reflejo.
Ella poseía esa mirada que enloquecía mi ser, una sonrisa que me hacía volar, esos labios que exaltaban pasión, ella mi dulce dama.
En ese momento pronuncie mis palabras, quería hacerle saber lo que por ella sentía, en ese momento podía verla feliz, junto a mí, tan solo podía mirarla, ella hablaba, yo pensaba en besarla, quería darle a entender que juntos es mejor, palpaba su piel, escuchaba su sonrisa, en ese momento, recordé porque la amaba tanto.
Trataba de encontrar palabras en busca de descifrar aquel tesoro que había entre sus manos, buscando más allá de todo, en el fondo de su sonrisa y mi alma se impregnaba con el aroma de su pelo, reconstruía mis sueños para que no hubiese un momento en que no estuviese sin ella.
Me preguntaba a mí mismo como había logrado imaginarla, y de repente quede pasmado ante su mirada, que me hacía sentir protegido, donde libraba una batalla por su amor en la que era mi bien salir perdedor para tener la oportunidad de caer en sus brazos agonizando y al final poder decir que ella es quien logro vencer a este hombre y obtuvo de este todo su amor.