El polvo de las grandes urbes
no es como allí en mi pequeña ciudad
situada a la orilla de tu ojos espaciales
en un rincón de tu maja alma
precisamente es en el centro de ese,
tu glorioso corazón donde
vale la pena el recreo inmediato
para lograrte amor y hacerte las cosas
que nadie te hizo desde
el despuntar del alba hasta
la plácida muerte del crepúsculo
y así tantas viceversas como no imaginas
de mis versos agudos
voy sembrando vendavales de besos
en tu piel amapola.
Es por este valle inconcluso,
gris éter que desnuda deambula
a un pagano sin alma ofreciéndose
un retazo, un puñado de lo impuro de su ser
que inconfeso busca que puedas ofrecerle.
Desde este lado del perfil
se esquiva tu glácil cuerpo invitándome
a beber la última gota de tu ser
y yo...sigo.... amándote.
Mientras te escribo desde mi celular
estos versos de amor en tanto y más
hago la ruta de regreso a casa
para encontrarte tras el cristal ilusionado.