Son vuestros ojos apagados,
de mirada ausente,
tristes y profundos,
con lágrimas amargas.
Son vuestros cuerpos
enfermos y desnudos
para cualquier ser humano
la más cruel infamia.
Es vuestra hambre, la soledad,
la angustia reflejada en vuestras caras,
un grito desesperado al mundo
para poder tanta miseria erradicarla.
Es vuestra existencia absurda
el fruto de la nada,
de unos padres irresponsables,
de una sociedad cruel y despreocupada.
Corazones latiendo sin vida,
pequeñas almas desgarradas,
\"vosotros sois los niños del mundo
ignorados, desnutridos,
que al cielo claman\".
¡Cómo nos podemos sentir cristianos
si por no hacer no hacemos nada!
¡Cómo podemos pedirle a Dios
si no carecemos de nada!
¿Dónde están los derechos del niño?
¿derecho a tener una feliz infancia?
¿a un nombre, a una nacionalidad
y a no carecer de nada?
¡Oh, Dios mío! Perdóname
si en ocasiones dudo de tu existencia,
porque no comprendo ni admito
como permites que miles de niños mueran.
¡Valgan estos mis pensamientos,
mi cariño más sincero y profundo,
para todos vosotros mis niños
que sin pedirlo estáis en el mundo!
¡Quiero que sepáis que no estáis solos,
que yo mi vida daría con gusto,
por cobijaros en mis brazos a todos
y de alguna manera arreglar este mundo!
Fina
¡