A la vera de una rosa
nacía un clavel.
El tiempo pasando iba.
Creció.
La rosa lo esperaba
en las mañanas de sol
Entreabierto el cáliz,
dentro él la acariciaba
y mutuamente gozaban:
él, de la ambrosía;
ella,del aroma
que el Paraíso destilaba.
Ambos se untaban
las puntas de los pétalos
de licor sagrado.
Desmayados se enlazaban...,
sorbiendo licor de dioses ella,
bebiendo racimos él,de uva moscatel.
Tan transportados quedaron
del aromoso abrazo reventado,
que,cual vulanos,
empezaron a esparcir
por el azul de los aires
los pétalos embriagados
del sublime éxtasis de la unión amada.
(salvador)